El moco de roca se extiende por ríos neuquinos. Es monitoreado en forma permanente, pero el apoyo de pescadores y deportistas náuticos resulta fundamental. Funcionaria provincial expuso en encuentro nacional.
Detectada por primera vez en la provincia en 2011, la Didymosphenia geminata -alga exótica e invasora a la que se conoce como moco de roca- acredita presencia en distintos cursos de agua neuquinos. En es por eso que desde el gobierno provincial se multiplican los esfuerzos para mantenerla controlada.
Oriunda de los ríos de Europa, Asia y América del Norte, aquella vez fue detectada en el río Collón Cura, en la zona de Balsa Vieja (San Martín de los Andes). Pero apenas un año antes había irrumpido en el río Futaleufú, de la provincia de Chubut.
Una de las expertas que le siguen el rastro a las algas aquí, en Neuquén, es la directora general de Biología Acuática de la subsecretaría de Ambiente, licenciada Lorena Laffitte, quien recientemente expuso en las jornadas de capacitación sobre especies exóticas invasoras, que organizó el ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.
Estas algas inciden tanto en la flora como en la fauna ictícola y encuentran en las actividades recreativas -como pesca y navegación en kayak- a sus agentes de distribución, por lo que la limpieza de los elementos una vez terminadas las actividades es fundamental.
Durante 2012, “en coordinación entre la subsecretaría de Ambiente y la subsecretaría de Recursos Hídricos se comenzó el programa de vigilancia del alga, con muestreos periódicos que permitieron conocer su avance en la provincia”, dijo Laffitte y agregó: “El programa de monitoreo incorpora alrededor de 74 sitios fijos distribuidos en todo el territorio provincial, y a la fecha se ha detectado el alga en gran parte de los sitios relevados”.
“El principal agente dispersor es el ser humano”, pero “un establecimiento exitoso requiere que el río tenga condiciones adecuadas para la supervivencia y floración celular” de esas algas, explicó.
Respecto de su incidencia en la calidad del agua, Laffitte señaló que hasta el momento “se ha registrado gran cantidad de información biológica que está siendo analizada por la dirección provincial de Fiscalización Hídrica”, pero hizo ver que en un estudio reciente (2020) realizado sobre el río Futaleufú se encontró mayor densidad total de macroinvertebrados tolerantes.
Los macroinvertebrados son básicamente insectos, moluscos y anélidos, que pueden servir de parámetro respecto de la calidad de los cuerpos de agua. Los científicos han clasificado con números del 1 al 10 la sensibilidad de estos animales a los contaminantes. En este caso se hallaron mayor cantidad de tolerantes, siempre en presencia de floraciones.
“Las autoras concluyeron que las floraciones de diatomeas pueden constituir un nuevo micro hábitat complejo que brinde refugio de las corrientes agresivas y de los depredadores, así como nuevas oportunidades de alimentación, produciendo un efecto de abajo hacia arriba en la comunidad bentónica”, dijo Laffitte sobre el estudio reciente.
¿Es posible erradicarlas?
“La erradicación no es posible, por lo que la estrategia fundamental para evitar la dispersión es incorporar las medidas de prevención en toda actividad relacionada con el uso del recurso hídrico, para que (estas algas) no lleguen a ambientes que aún no han sido invadidos”, explicó la científica.
La prevención tiene tres pasos fundamentales: remover restos de vegetación, barro, algas, sedimento y agua de los equipos y embarcaciones; limpiar con lavandina, detergente o agua caliente; y una vez secos los equipos, dejar pasar al menos 48 hs antes de volver a utilizarlos.
Así se evita llevar algas de un río a otro. “Los materiales utilizado para la desinfección deben ser correctamente descartados y las soluciones utilizadas para desinfección pueden ser dispuestas en sectores de suelo seco, lejos de los cuerpos de agua”, concluyó Laffitte.
Las temporadas de pesca son, entonces, fundamentales. De hecho, el reglamento de pesca deportiva continental patagónico les pide a los pescadores que desinfecten waders, botas, líneas, señuelos y embarcaciones, ya que se trata de una estrategia importante para mantener la calidad y prestigio de los ríos neuquinos.
De un tiempo a este parte se han registrados controles y monitoreos en ríos que corren por las zonas de Andacollo, Manzano Amargo, Guañacos, Nahueve y Varvarco, por citar sólo algunas. En tanto que para reforzar estos controles la subsecretaría de Recursos Hídricos firmó un convenio con la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), que se ha encargado de llevar adelante los análisis físico – químicos de muestras de agua para determinar la presencia del moco de roca.